Así fue
El día de ayer:
Me enfadé un poco tras la charla matutina.
Llegué tarde.
Lo sentí.
Me tomé un ibuprofeno. Dolor de cabeza.
Cogí tres líneas de metro. Dos horas invertidas.
Estuve borde. Me gustó.
Me reí.
No comí.
Entrevisté a un astrofísico.
Me quedé sin el café del mediodía.
Tragué saliva más de la cuenta. Respiré ondo.
Llovió y me deslumbró el sol.
No encontraba el móvil.
No saludé en recepción.
Me comí una moneda de chocolate blanco de Starbucks.
Odié los politonos de la redacción.
Hablamos de cruising, lesbianas e impotencia en la reunión.
Se desencajó una luz del techo recibidor. Hoy cuelga.
Pensé en mis sobrinos.
Miré sus fotos que decoran mi nevera.
Apunté la compra semanal y las llamadas pendientes.
Me olvidé de llamar.
Agarré la Vanity Fair.
No me gustó mi pelo.
Me di un golpe en la pierna izquierda. Moratón.
Sonreí al ver la llamada de Elia. Ella.
Volví a reirme.
Actualicé la moleskine.
Hablé con mi madre.
Me acordé de la declaración de hacienda.
Cené a las 0.20h. Macarrones con tomate (y queso)
Ni hice la cama. Ni me desmaquillé.
Leí un par de cuentos de Kafka (cortos y comprensibles)
Ví a Lorena Berdún haciendo de periodista en TVE. Pensé que todos sus invitados eran feos.
Me dormí en el sofá. Me arropé, pero terminé en la cama.
Soñé con Estambul.
Y la eché de menos. Otra vez.
1 comentario:
Yo estaba allí.
Contigo.
Con mi ella.
Mi tú.
e.
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