El 'arte' del ligoteo
"Oye morenita, ¿cómo te llamas?"
La desafortunada frase era para romper el hielo e hincar el diente. El sujeto, un hombre de unos 40 años, vestido con vaqueros y una enorme camiseta deportiva (de doble manga) y unas zapatillas. Cerveza de tubo en mano y con la chaqueta en la otra que le quedaba libre. La víctima, una joven de unos 25 años, de piel mulata, cabello rizado y acompañadísima de un grupo de chicos y chicas. Una tía buena, a simple vista. La distancia que mediaba entre la frase y ambos, unos 20 centímetros. El bar, hasta arriba. La hora, las 2.15. La respuesta... inexistente. Como la vergüenza de dicho sujeto, esfumada vía teléfono después de decirle a su mujer que tenía una cena de trabajo.
La cena fue bien, por suerte.
La desafortunada frase era para romper el hielo e hincar el diente. El sujeto, un hombre de unos 40 años, vestido con vaqueros y una enorme camiseta deportiva (de doble manga) y unas zapatillas. Cerveza de tubo en mano y con la chaqueta en la otra que le quedaba libre. La víctima, una joven de unos 25 años, de piel mulata, cabello rizado y acompañadísima de un grupo de chicos y chicas. Una tía buena, a simple vista. La distancia que mediaba entre la frase y ambos, unos 20 centímetros. El bar, hasta arriba. La hora, las 2.15. La respuesta... inexistente. Como la vergüenza de dicho sujeto, esfumada vía teléfono después de decirle a su mujer que tenía una cena de trabajo.
La cena fue bien, por suerte.
1 comentario:
Muy bueno, por desgracia vivimos entre demasiadas cenas desafortunadas y muchas frases inexistentes....M'agrada!
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